Los momentos
- Christopher Neftali Alvarenga Portillo
- 12 sept 2023
- 3 Min. de lectura
A lo largo de la vida, inevitablemente nos encontramos con momentos difíciles. A veces, todo parece ir según lo planeado y de repente, ¡boom!, surge un desafío inesperado. Desde mi perspectiva, considero que estos momentos difíciles tienen diferentes niveles de impacto. Algunos pueden ser relativamente insignificantes, como olvidar levantarse temprano y perder el autobús. Lamentablemente, llegar tarde a clase y sentirse incómodo en el camino es la consecuencia. Sin embargo, es algo que se puede remediar. Puedes ajustar tu horario, compartir apuntes con un compañero y listo. Es un contratiempo que, aunque sea incómodo, no tendrá un efecto duradero en tu salud ni en tu futuro.

Luego están los momentos más significativos, esos en los que la duda se instala. La duda puede ser incómoda pero también es necesaria. Nos lleva a analizar a fondo nuestros motivos, nuestros objetivos y nuestro progreso. A menudo, la encontramos en los momentos de transición, como cuando te esfuerzas por implementar un nuevo método de estudio y organización. Todo va bien hasta que llega la semana de evaluaciones y te enfrentas a la prueba definitiva.
Es en este momento donde la duda puede aparecer. Te preguntas si estás en el camino correcto, si has hecho lo suficiente, si tus objetivos están claros. Desde mi experiencia, veo la duda como un punto de inflexión. Puede ser el punto de partida para una mejora significativa.
Si logras responder esas cien preguntas con respuestas coherentes y aún estás dispuesto a perseverar con el mismo método, enfocándote en mejorar en las áreas restantes, ten la certeza de que, después de muchos intentos y dudas, alcanzarás tu objetivo.
Recuerda, un proceso va desde el inicio hasta el punto intermedio, antes de llegar al final. Es el punto medio, a menudo olvidado en los discursos motivacionales, donde las cosas se ponen difíciles, donde parece que todo está empeorando. Pero ten en cuenta.
Cuando sientes que estás lejos del final, es cuando tu comienzo puede parecer más cerca que nunca.
Este momento puede ser un impulso o un punto de partida. Si lo tomas como un impulso, te ayuda a entender tu propósito y objetivos más profundamente. Sin embargo, si enfrentas cien preguntas con otras cien preguntas, es una señal de que es hora de considerar nuevos comienzos, de reevaluar tus objetivos.
¿Cómo hacerlo?
Permíteme compartir mi experiencia contigo:
1. Conoce tu punto de partida
Antes de saber a dónde quieres ir, es crucial entender dónde te encuentras. Haz una lista de tus fortalezas y áreas a mejorar. Sé honesto contigo mismo. ¿Qué habilidades posees? ¿Qué te apasiona? ¿Cuál es tu punto de partida?
2. Define tu destino
Una vez que tengas claro dónde estás, elige un objetivo y divídelo en metas más pequeñas y alcanzables. Si aspiras a correr un maratón, establece metas como correr todos los días, ejercitarte en días laborables, descansar adecuadamente después de cada sesión. Haz que sean tan simples que no puedas evitar cumplirlas.
3. Regálate tiempo
En medio de las obligaciones diarias, no olvides dedicarte tiempo a ti mismo. Reflexiona sobre tus avances y aprendizajes. Recuerda, el día tiene 24 horas, ¿Cuántas te reservas para ti?
Este artículo refleja mis propias experiencias en momentos de cambio. No te proporciono una fórmula infalible para la vida, solo comparto lo que he aprendido en el camino. El cambio puede ser desafiante, especialmente cuando eres tu propio motor y tu propio obstáculo.




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